Amarrado a la Columna

O Cristo de los Azotes. Imagen Titular de la Cofradía. Data de 1951, adquirido en los Talleres de Santarrufina en Madrid, viene a sustituir a un Cristo de la Columna desparecido en la Guerra Civil.

Es una imagen tallada en madera a partir de un modelo original del escultor catalán Venanci Vallmitjana*, y viene a representar con extraordinario realismo ese momento de la Pasión de la flagelación. Su cuerpo, anatómicamente definido y ataviado con solo paño de pureza, se muestra tenso, rígido. Sus mano se hallan maniatadas a la columna de la tortura, y su rostro eleva la mirada al cielo aceptando el designio divino de lo que está por venir. La espalda se muestra lacerada, cruzada por el látigo romano.

Es una imagen con un claro simbolismo, muy apreciada y querida en la Cofradía. Procesiona la noche de Jueves Santo en la procesión del Prendimiento, así como la mañana del Viernes Santo en la de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

*GARCÍA CABALLERO, Jose Luis, «La Semana Santa de Bullas». Pag. 250

Virgen de las Angustias

Es el segundo Paso por antigüedad de esta Cofradía. Data de 1952, obra del escultor valenciano -afincado en Madrid- Tomás Noguera Belenguer (1904-1960). 

Es un grupo escultórico compuesto de dos figuras talladas en madera policromada, que representan a María, ataviada de toca o velo, de rostro lloroso y compungido, que sostiene sobre su regazo el cuerpo de Cristo sin vida, que apoya su cabeza sobre el costado derecho de su madre. Su brazo derecho cuelga inerte sobre la mano derecha de María, que trata de sostener el cuerpo del Hijo del Hombre, que se muestra lacerado, herido de muerte.

Es una obra francamente magnífica, con un marcado simbolismo y muy querida en la Cofradía. Procesiona la noche de Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro.

Cristo Crucificado

Talla en madera, a tamaño natural, que data de 1959. Adquirida, una vez más, en los Talleres de Santarrufina (Madrid) y de autor desconocido.

Representanta a un Cristo muerto, en una composición y fractura bellísimas. Es una imagen icónica en la Cofradía que, además de procesionar la mañana y noche de Viernes Santo, es protagonista de la noche de Viernes de Dolores, donde es portado sobre el propio hombre de cofrades y files en el tradicional Vía Crucis que discurre entre la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario. 

El Descendimiento

Grupo escultórico, tallado en madera, policromado y estofado, compuesto de cuatro figuras, a saber: la imagen princial de Cristo que es bajado de la Cruz tras su muerte; José de Arimatea -en pie y a su derecha- que colabora en las tareas de descolgamiento; la Virgen María que se halla de rodillas sujetando piernas y pies de su hijo; y Nicodemo dispuesto detrás, sujetando las telas con las que bajan el cuerpo inerte del Señor.

Data de 1975, y es encargado una vez más en los Talleres de Santarrufina de Madrid. Se desconoce autor, aunque es sabido que talla y policromía son de distintos artistas.

Procesiona la noche de Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro.5

Cristo de las Penas

El Cristo de las Penas, talla sedente en madera policromada, data de 1980. Fue encargada por  la Archicofradía de la Sangre de Murcia «Los Coloraos» al escultor murciano Antonio García Mengual, procesionando en esta ciudad de Murcia, en la celebérrima procesión de Miércoles Santo, tan sólo cinco años, ya que pronto, en 1986, fue sustituida por un nuevo grupo escultórico del escultor murciano José Antonio Hernández Navarro. En 1987 fue adquirida por esta Cofradía, procesionando hasta 1990.

Representa el momento anterior a la crucifixión, junto a la Cruz que se halla tendida en el suelo.

Recientemente ha sido objeto de una profunda restauración de las manos de la restauradora local Esperanza Collados.

La Caída

La Caída, es una imagen tallada en madera, obra del escultor Damián Guirado Sánchez, natural e hijo de Bullas, aunque afincado en Calasparra. Data de 1991, año en el que también fue estrenado su trono, obra del mismo artista local.

La Caída representa ese momento bíbilico en el que Jesús, cargado con el madero de la Cruz, cae en la Vía Dolorosa, camino del calvario. 

Es una talla portentosa, con un rostro muy expresivo propio de ese momento de la Pasión, que el escultor supo representar fielmente.

Procesiona la mañana de Viernes Santo.

Ángel con Cruz Triunfante

Data del año 2001, y fue realizado en la Academía Española de Imaginería de Sevilla, bajo la dirección de Ángel Luis Schlatter Navarro. Incorpora elementos tallados en madera de cedro: cabeza, brazos y alas; junto con el cuerpo que lo hace en telas encoladas. La Cruz Triunfante que porta entre sus manos se talló con forma arbórea.

Procesiona la mañana del Domingo de Resurrección en la procesión del Resucitado y  vino a sustituir a una Cruz desnuda con la que procesionaba esta Cofradía en años anteriores.

Ecce Homo

« He aquí el Hombre», Imagen de talla completa, realizada en cedro real y a tamaño natural. Data del año 2008, siendo el primer encargo que hace la Cofradía al imaginero murciano afincado en Los Ramos, José Antonio Hernández Navarro.

DESCRIPCIÓN DE LA OBRA (Antonio Zambudio Moreno, 2008): «… imagen grandilocuente, solemne, de carácter mayestático, todo un rey coronado de espinas y cuya clámide recubre toda su parte posterior excepto una abertura a la altura de la dorsal que deja entrever una espalda lacerada y una representación anatómica muy lograda, destacando la originalidad en su posicionamiento, a modo de capa sutilmente puesta, alargada tanto por el flanco inferior, llegando hasta el suelo, como por el superior, cubriendo parte del pelo de Cristo, lo que sirve para dotar a la imagen de una gran dignificación. Por su parte delantera, la clámide referida enmarca una anatomía poderosa, que deja transmitir una gran fuerza expresiva y física, con un marcado contraposto que dota a la efigie de un marcado clasicismo y elegancia en la pose. Y para terminar, como no hablar de esa grandilocuente y bellísima cabeza, que conmueve al espectador que la contempla y que viene a ser la representación de todo un Mesías que acepta su designio, que es plenamente consciente de la obra de salvación que va a realizar en bien del ser humano. Una fisonomía bellísima, serena, armoniosa, de gran calado espiritual …».

Procesiona Jueves Santo en la noche, y la mañana de Viernes Santo.

La Coronación de Espinas

Última incorporación de la Cofradía, que data del año 2020, aunque por motivo de la pandemia fue bendecida y presentada en 2022, en el que procesionará por vez primera. El grupo escultórico, tallado en madera de cedro es obra del imaginero murciano afincado en Los Ramos, José Antonio Hernández Navarro; el segundo encargo que hace la Cofradía al escultor.

DESCRIPCIÓN DE LA OBRA (Damián Guirado Escámez, 2022): «…en una primera observación, y en lo que a la disposición espacial de los elementos se refiere, destaca una composición en triángulo invertido. Así, el espectador que contemple desde el frente la obra verá en primer lugar (ocupando el vértice de ese triángulo imaginario) la efigie de Cristo, detrás y a su derecha un soldado romano y a la izquierda la columna de la flagelación. En pintura, también en fotografía, este recurso compositivo genera mucha tensión y es que la escena representada es precisamente eso: un momento de angustia, de estrés, de dolor; también de compasión.

En la descripción de la obra, utilizaré ese mismo recorrido triangular, comenzando así con la imagen de un Cristo portentoso, anatómicamente perfecto, semidesnudo, ataviado exclusivamente de paño de pureza o perizonium, que se encuentra sentado sobre un tocón de madera en el que también apoya su brazo y mano derecha en una pose cargada de simbolismo: la tortura no ha acabado, y ha de seguir erguido, presto al mandato divino recibido. El nivel de detalle de pies y manos es sencillamente extraordinario, puro realismo anatómico. Y qué decir de esa cabeza cabizbaja que se dispone a ser coronada de espinas, de esa mirada perdida, conmovedora, y en la que en su contemplación el espectador entenderá rápidamente el mensaje de aceptación del dolor, del peso de nuestras culpas, porque todo estaba escrito. El círculo de toda esta representación tétrica que ofrece el frontispicio de Cristo, se cierra con una espalda grandilocuente, tensa, cruzada por el látigo romano, que el escultor ha sabido representar y policromar con un detalle sobrecogedor.

 

Detrás, a la derecha (siempre desde un punto de vista frontal de la obra) tenemos a un legionario romano, esbelto, al más puro estilo de esas figuras alargadas que marcan la tendencia actual del escultor; no en vano, mide la friolera de 1,83 mts. El soldado, perfectamente ataviado con lórica hamata, gálea y gladio, es representado al más puro estilo de cómo iría pertrechado un legionario destacado en la provincia de Judea en época de Tiberio (así lo quiso la Cofradía en el encargo), mostrándose en disposición de colocar una singular corona al que se decía Rey de los Judíos. El escarnio, y lo que iba a suceder después, no había terminado.

 

Por último, la representación, ese triángulo compositivo al que aludía, se cierra con la columna, símbolo de la flagelación, también de la cofradía de los Coloraos de Bullas. Esta vez, no se muestra en un mármol travertino o en un pulcro blanco pentélico, muy al contrario, lo hace en arenisca, tosca, manchada de la Preciosísima Sangre …».

Procesiona la mañana de Viernes Santo.